Callejeando por las lindas calles de Cádiz
lunes, 30 de junio de 2014
"Así pasan la mayor parte de sus días por un sueldo que no llega a los 70 euros al mes" Alfredo Casas
Foto: Alfredo Casas
Declaraciones obtenidas por Calvin Dexter
De origen colombiano, Alfredo Casas lleva tres años afincado en Barcelona y sus trabajos han ilustrado durante meses las páginas de El Periódico. Aunque también ha puesto su ojo en la fotografía comercial, en la actualidad se encuentra enfrascado en el proyecto “Basket Case of Hope” con el objetivo de documentar las condiciones de vida y laborales de los habitantes de Daca, considerada en varias ocasiones como la peor ciudad del mundo para vivir. Su intención es seguir profundizando en esta serie y mostrar al mundo entero lo que está sucediendo en la capital de Bangladés.
Alfredo Casas
“La primera vez que oí hablar de Bangladés fue en las clases de Geografía cuando cursaba cuarto de primaria. Libro de texto en mano, mi maestro intentaba darnos una rápida vuelta al mundo, lo cual ayudó a cultivar mi curiosidad por otros lugares y sus circunstancias. Nunca se borró de mi mente la imagen de un campesino que aparecía en aquellas páginas ni las duras condiciones en las que vivía debido a la pobreza y al clima del monzón.
Durante años casi no volví a escuchar de este país ni leer su nombre a menos que no fuera en las etiquetas de la ropa. Allí es donde muchas veces podías ver el texto ‘Made in Bangladesh’.
El 23 de abril del año pasado Bangladés volvió a aparecer en los medios y posiblemente en las conciencias de las personas. Un edificio lleno de talleres textiles había colapsado, dejando más de 1.380 muertos, 2.000 heridos y muchos desaparecidos. Era la peor tragedia de la industria textil y probablemente del país. Escuchar esta trágica noticia me hizo reflexionar hasta llegar a plantearme viajar allí para hacer un reportaje.
Mi intención no era solo ir allí y cubrir los hechos de aquella catástrofe; quería profundizar más, y por ello decidí centrar mi atención en Daca, una macrourbe de 15 millones de habitantes elegida año tras año por The Economist como una de las peores ciudades para vivir del mundo. También es el lugar en el que vivían la mayoría de las víctimas de la tragedia. Así pues, documentar los quehaceres de sus habitantes era una buena manera de comprender mejor en qué situación vivían.
Las condiciones de esta ciudad son arduas para el día a día. La contaminación y la falta de infraestructuras marcan el ritmo de un lugar colorido y frenético en el cual puedes sentirte agobiado o muy a gusto dependiendo del momento.
En Bangladés hay alrededor de cuatro millones de personas trabajando en la industria textil y en oficios relacionados con ella. La mayoría de empresas confeccionan allí porque es el lugar donde se paga el sueldo más bajo del sector. Por ésta y otras razones, Daca rebosa talleres textiles por todos sus rincones. No es raro oír el sonido de las máquinas de coser al caminar.
"En Bangladés hay cuatro millones de personas trabajando en la industria textil. La mayoría de empresas confeccionan allí porque es donde se paga el sueldo más bajo del sector"
Esta fotografía la hice en un momento de curiosidad. Me encontraba con mi compañero en medio de uno de los barrios más antiguos de la ciudad y decidimos explorar algunos edificios. En este barrio en particular encontramos a una familia que nos recibió amablemente ofreciéndonos te y fruta. Los bangladesíes son muy amables y suelen recibirte con cordialidad.
En este mismo edificio en el que residían familias también había talleres textiles en los que varios chicos viven y trabajan. No es raro que los trabajadores, especialmente los más jóvenes, vivan en su mismo espacio de trabajo.
Vi a estos dos chicos trabajando con esa pared azul de fondo y supe que era una imagen importante. Pese a ser una foto que llama la atención estéticamente, creo que es más importante lo que transmite y lo que muestra: cómo muchos de estos trabajadores pasan la mayor parte de sus días por un sueldo que no llega a los 70 euros al mes.
En el segundo capítulo de mi proyecto pienso volver a Bangladés para documentar las áreas rurales y los problemas que llevan a que una media de un millón de personas emigre cada año a la ciudad para trabajar en la industria textil, en las contaminantes fábricas de ladrillo o en las tóxicas industrias del cuero.
Mi objetivo con este proyecto es retratar las duras condiciones y circunstancias de un lugar como Bangladés, pero sin dejar de lado la fe y la esperanza que vi en muchos de sus ciudadanos, que cada día luchan con ilusión por una vida mejor.
Es por esto que he llamado al proyecto ‘Basket Case of Hope' [‘un caso perdido de esperanza’] para contradecir las palabras del ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, que un día se refirió a Bangladés como un ‘basket case of disaster' [‘un caso perdido de desastres’]. Él veía aquel lugar como un caos desastroso. Yo lo veo como un caos con mucha esperanza.
jueves, 26 de junio de 2014
Cómo hacer un Time-Lapse: antes de empezar
-Limpek-
Diego Liarte
Viendo que muchos de vosotros nos habéis pedido que os enseñemos a hacer Time-Lapses, hemos decidido lanzar un especial en el que primeramente os daremos las pautas previas para hacer las fotografías, y en la segunda parte os enseñaremos a montarlo en el ordenador para conseguir un vídeo.
Para empezar, ¿qué es un Time-Lapse? Pues bien, un Time-Lapse es una secuencia de fotografías tomadas cada cierto tiempo que luego se unen para montar un vídeo dando la sensación de cámara rápida.
Ten en cuenta que debes de ser paciente y intentarlo muchas veces para conseguir algo decente. Lo peor es lo aburrido que es el proceso de captación.
"Tan lejos, tan cerca”: 40 años no son nada
Eduardo Parra
Arrancaba hace unos días oficialmente PHotoEspaña 2014, y lo hacía dejando claro que se toma en serio el lema de esta temporada. La fotografía y los fotógrafos españoles marcan la pauta en esta edición, donde el estreno oficial -que no real- nos lleva a la España de los 70 de la mano de Cristina García Rodero, Koldo Chamorro, Cristóbal Hara, Anna Turbau, Fernando Herráez y Ramón Zabalza.
“Tan lejos, tan cerca. Documentalismo fotográfico en los años 70” es una de las dos exposiciones que habitarán durante las próximas semanas en el Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico de Madrid, escenario elegido -como es tradición- para dar el pistoletazo oficial de salida a PHotoEspaña.
Una colección que no oculta significados especiales tras su explícito nombre y que ofrece así pues una mirada a la fotografía como herramienta documental en la España de los años 70. Una España que caminaba hacia la democracia cargando a la espalda con la losa de la censura, que en el caso de la fotografía se disfrazaba de propaganda.
Un total de seis fotógrafos (Koldo Chamorro, Cristina Garcia Rodero, Cristóbal Hara, Anna Turbau, Fernando Herráez y Ramon Zabalza) retratan en esta muestra la sociedad rural y de las pequeñas ciudades en los años previos a la democracia.
Foto: Anna Turbau
Foto: Koldo Chamorro
Fiestas populares, pequeñas tradiciones y detalles del quehacer diario son fotografiados con lo que hoy nos parece una visión muy personal de los autores, pero que en realidad no es más -ni menos- que el trabajo fotográfico de una generación recogiendo el testigo del “realismo humanista de los fotógrafos de la generación anterior”, según los organizadores.
Dicen de estos autores que sus fotos se alejaron del tópico, pero en realidad cabe preguntarse si ese recurrente propósito por ser diferente no es un tópico en sí mismo.
Foto: Cristina García Rodero
No se trata de rebuscar en un pueblo lo que había en el fondo de una tinaja, sino ser fiel a la realidad. No es querer huir de los tópicos, sino buscar el sello personal que convierte -como por arte de magia- lo anodino en arte y convencer a los observadores que esa imagen que están viendo es especial pese a su aparente superfluidad.
El secreto no es ser diferentes ni sacarle punta al detalle en unas fotos que por sí solas, sin dobles sentidos ni enrevesadas interpretaciones, son un testimonio gráfico de incalculable valor. El secreto de estos fotógrafos fue revelar -nunca mejor dicho- que la propaganda franquista era solo la piel de una sociedad culturalmente atractiva y socialmente preparada. Mucho más, en definitiva, que campo y flamenco.
Fiestas populares, pequeñas tradiciones y detalles del quehacer diario forman parte del trabajo de unos autores que recogieron el testigo del “realismo humanista de los fotógrafos de la generación anterior”
Foto: Cristóbal Hara
Una realidad que marcaba la frontera -hoy vigente aunque afortunadamente en proceso de desaparición- entre la ciudad y el pueblo, entre el hombre y la mujer, entre la sociedad y el Estado.
Comisariada por Cristina Zelich y organizada por la Fundación Foto Colectania y PHotoEspaña, esta exposición permanecerá abierta hasta el próximo 27 de julio. Para visitarla se ha de abonar la entrada a los jardines, de 3 euros.
miércoles, 25 de junio de 2014
Parámetros técnicos en la fotografía de conciertos
La fotografía de conciertos es una de las modalidades fotográficas más difíciles de dominar porque tenemos que jugar con los parámetros de nuestra cámara para conseguir hacer buenas fotografías. Por eso, hoy os traemos una serie de consejos con respecto a los parámetros técnicos que debemos tener en cuenta cuando realizamos fotografías de conciertos.
La fotografía de conciertos es muy dura, y la habilidad de un buen fotógrafo de conciertos se mide en cómo se puede apañar para disparar con tan poca luz. Hoy, os traemos desde Petapixel un interesante artículo en el que repasamos una por una todas las opciones de exposición y que intervienen en la captura de fotos y cómo manejarlas adecuadamente.
Modo de exposición
¿Automático, Manual, Programa? Sin duda el Manual es la mejor baza para la fotografía de conciertos. Gracias a las contrastadas luces del escenario, tendremos siluetas que se sobreexpondrán y subexpondrán con mucha facilidad, por lo que la medición automática se volverá loca y en el 90% de las ocasiones fallará con la exposición. Siempre es mejor tener el control manual sobre la exposición en estas situaciones, por lo que disparar en este modo será lo más recomendable.
Apertura
La apertura es el elemento fundamental, ya que afecta tanto a la profundidad de campo como, en una gran medida, a la cantidad de luz que va a entrar a la fotografía. Lo mejor es tener una lente luminosa, a pesar de perder profundidad de campo; si tenemos una apertura muy cerrada, quedará todo enfocado pero se nos quedará todo subexpuesto..
Con zooms, más vale que tengamos dinero y podamos comprarnos un objetivo luminoso, ya que lo necesitaremos. Trabajar con aperturas de f./4 o 5.6 nos va a complicar las cosas ya que tenemos que tener siempre una velocidad superior a 1/250 para captar el movimiento sin trepidaciones, por lo que lo mejor será usar objetivos más cortos y luminosos, como un 50mm f./1.8 o gastar más dinero en un zoom que no pase de f./4.
Velocidad de obturación
Nunca debemos bajar de 1/250, esta es la regla de oro para evitar trepidaciones en la fotografía, una velocidad que no siempre podremos alcanzar ya que necesitaríamos bastante luz para ello. Para sitios pequeños,podemos apurar hasta los 1/100 como mínimo; si bajamos de esa, nos arriesgamos a una trepidación muy pronunciada. En esta situación, tener un estabilizador de imagen, o un monopie, pueden salvarnos la vida.
ISO
La velocidad ISO es otro de los mayores problemas que tendremos. En buenas cámaras, un valor de 3200 será el techo hasta el ruido pronunciado, sin embargo con una DSLR de rango medio, no te recomiendo pasar de 800. Yo, con mi Canon 550D, no soy capaz de hacer una foto nocturna por encima de ISO 800 sin conseguir píxeles del tamaño de Rusia. Sin embargo, tampoco conviene obsesionarse: mejor conseguir una fotografía llena de ruido, que una foto trepidada, por lo que nunca debemos tener miedo de subir la ISO lo justo, especialmente para cerrar un poco el objetivo y conseguir algunos tercios más de apertura.
Autofoco
Lo mejor será trabajar con autofoco continuo para conseguir siempre que el sujeto, aunque se mueva, esté siempre en foco. Así, estaremos siempre preparados con simplemente apretar medio botón, y lo hundiremos del todo cuando sepamos que tenemos la foto perfecta.
White Balance
El balance de blancos puede darnos auténticos dolores de cabeza por la presencia de neones y luces distintas, por lo que lo mejor es dejarlo en Auto. Únicamente debemos aventurarnos a jugar con el balance de blancos si sabemos exactamente lo que estamos haciendo, y muchos de nosotros sabemos lo que es pero no lo controlamos a la perfección, por lo que tenemos dos opciones: o lo dejamos automático o nos informamos más sobre el tema y lo controlamos de forma manual.
Modo de disparo
La mejor opción para realizar nuestras fotos de conciertos es en modo de ráfaga, especialmente en las de alta gama, que contarán con una generosa ráfaga de 7 o 10 disparos por segundo. Este modo se hace muy necesario en 'momentos clave', ya que una mala posición del cantante puede dejarte con una fotografía en la que sale con una cara horrible. Debemos tener suficientes fotos para poder elegir las mejores.
Formato de imagen
Algunos dirán ¿en serio?, pues sí, hay gente que dispara en JPG y nunca sobra decir que siempre hay que disparar en RAW. En esta situación se hace especialmente útil ya que trabajaremos en postproducción de forma muy severa y tendremos que rescatar mucha información subexpuesta, por lo que el formato RAW nos será de gran ayuda en esta tarea. Si tenemos una buena tarjeta de memoria, podemos disparar en RAW+JPG para tener pequeñas muestras previas.
lunes, 23 de junio de 2014
JEFF WIDENER, FOTÓGRAFO
"Casi lo estropeo y no consigo la foto"
Calvin Dexter
En junio de este año se cumplen 25 años del momento en que Jeff Widener inmortalizó con su cámara a un hombre plantándose frente a una hilera de tanques en la plaza de Tiananmen durante las revueltas de 1989 en China. Sin duda una de las instantáneas más icónicas de todos los tiempos, forma ya parte de la historia y marcó para siempre la carrera profesional de su autor, que a punto estuvo de echarlo todo a perder por un despiste. A sus casi sesenta años, este fotógrafo estadounidense afincado actualmente en Hamburgo y auténtico reportero trotamundos atesora un envidiable porfolio, con una deliciosa colección de instantáneas en blanco y negro que ha capturado estos últimos años con sus Leica de película. Antiguo editor de Associated Press para el sudeste asiático, nos confiesa que ha visto cosas que desearía no haber visto. Incluso Bill Clinton le pegó un manotazo.
En junio de este año se cumplirán 25 años desde que hiciste la foto del hombre del tanque en la plaza de Tiananmen. Es una imagen icónica de la que has hablado en infinidad de ocasiones. Olvidémonos un momento del pasado y centrémonos en el futuro. ¿En qué estás trabajando ahora mismo?
La industria de los periódicos se ha deteriorado mucho y el mundo ha cambiado desde que empecé con la fotografía. Tengo 57 años y no me resulta fácil correr y cubrir guerras como antes. Así que decidí volver a mi gran pasión: la fotografía en blanco y negro. Recuerdo con mucho cariño el tiempo que estuve trabajando en un pequeño periódico de Indiana, donde imprimíamos en papel Ilford. Era maravilloso: aquellas impresiones parecían sacadas de una exposición.
En 2003 decidí volver a usar cámaras Leica y película Tri-X, y las primeras fotos que hice fueron en Tahití, a la banda de música reggae UB40. Los conocí por casualidad en la playa. No tenía ni idea de quienes eran, pero les expliqué que yo era fotógrafo, vieron mis trabajos en blanco y negro y me pidieron que fotografiara uno de sus conciertos. Lo hice y quedaron encantados. Por aquel entonces yo vivía y trabajaba en Honolulu y ellos hicieron varios conciertos por la zona que yo cubrí.
Jeff Widener nos habla de su larga trayectoria como fotógrafo, pero también de su presente. “Algunas de las fotos que he hecho durante las vacaciones han servido para pagar esas vacaciones. No puedo pensar en una vida mejor ahora mismo.” | Foto: Corina Seidel
Ocasionalmente me los he ido encontrando en distintas partes del mundo. En 2008 me pidieron que fotografiara su gira por Australia y Uganda. Así es como me metí de nuevo en la fotografía en blanco y negro. Al mismo tiempo, también empecé a trabajar en un proyecto personal en Hawái.
En estos momentos estoy trabajando con dos galerías de los Estados Unidos que se encargan de vender mis obras en blanco y negro como piezas de arte. Mis héroes son Robert Frank y Josef Koudelka, entre otros, así que si miras mis trabajos verás que desprenden un aire muy clásico.
Cada vez es menos habitual encontrarse con alguien que se gane la vida haciendo fotos.
Ahora mismo no hago muchos trabajos fotoperiodísticos. Vine a vivir a Alemania y llevo tres años adaptándome. Lo que de verdad estoy intentando es meterme en el mundo del arte y vender mis fotografías como arte, pero no he hecho mucha fotografía documental últimamente. Quizás vuelva a trabajar para alguna agencia en el futuro, pero ahora mismo me centro en la fotografía de calle y el arte.
Foto: Jeff Widener
Honolulu (arriba) y Molokai, en Hawái. | Foto: Jeff Widener
¿Son más gratificantes este tipo de trabajos que el fotoperiodismo puro y duro?
No es que sean más gratificantes, sino que son más divertidos. Sin duda. A mí y a mi mujer, que es alemana, nos encanta viajar, y aprovechamos para hacer un montón de fotos siempre que vamos a algún sitio. Yo siempre llevo encima mi [Leica] M7, y algunas de las fotos que he hecho durante las vacaciones han servido para pagar esas mismas vacaciones. No puedo pensar en una vida mejor ahora mismo.
¿Cómo ves el fotoperiodismo hoy día? Con la irrupción de la tecnología digital, las redes sociales y los smartphones, el panorama ha cambiado radicalmente.
Creo que algunos fotógrafos tienen miedo de este cambio porque ahora todo el mundo lleva un smartphone encima y éstos cada vez son mejores. Muchos periódicos piden a los lectores que les manden sus fotos gratuitamente. Si hay un accidente de coche, por ejemplo, siempre habrá alguien que haga una foto con su teléfono móvil, así que es normal que haya fotógrafos que teman por sus trabajos. Ahí está lo que hizo el Chicago Sun-Times con toda su plantilla de fotógrafos.
Yo ya no puedo fiarme de los periódicos porque no sé si mañana tendré trabajo. Muchos fotógrafos tienen que reinventarse y encontrar un lugar en el que puedan seguir con su pasión y ganarse la vida con ello.
Foto: Jeff Widener
Kailua (arriba) y Kalaupapa, en Hawái. | Foto: Jeff Widener
“He trabajado en periódicos y tienes que lidiar con muchas personas que no tienen ni idea de fotografía. Es muy frustrante”
Si ahora recibo un encargo de una agencia, me pagarán entre 150 y 300 dólares por un día de trabajo. Si vendo una de mis fotos a través de una agencia de arte, puedo ganar entre 500 y 4.000 dólares. Así pues, prefiero intentar vender fotos y después hacer la fotografía documental para contar las historias que a mí me interesan. Y luego ir a un periódico y preguntarles si les interesa aquella historia.
Ya he trabajado en periódicos antes y tienes que lidiar con muchas personas que no tienen ni idea de fotografía e intentan cambiarlo todo. Es muy frustrante. Ahora sólo hago las historias que me interesan.
Has estado en más de 100 países distintos cubriendo todo tipo de escenarios. ¿Quedan todavía buenas historias por contar?
¡Por supuesto! Siempre hay problemas contemporáneos que hay que contar. El problema es el dinero. Hay becas para trabajar en proyectos así, pero no es fácil conseguirlas. Hay que conseguir financiación, y eso siempre es complicado.
Foto: Jeff Widener
Gibraltar (arriba) y Atenas. | Foto: Jeff Widener
De entre todos tus trabajos, ¿cuál es tu historia favorita?
Las dos últimas grandes historias que hice fueron hace un par de años para un periódico de Hawái. Una era sobre la violencia doméstica y significó mucho para mí. La otra era sobre los sintecho en Hawái. Había mucha gente viviendo en la calle, en la zona de la costa, y al cabo de un año de salir mi reportaje fotográfico ya no había nadie allí. Les habían buscado hogares. Eso también significó mucho para mí. Son estos trabajos los que busco hacer ahora.
¿Algún proyecto o foto que desearías no haber hecho?
No. No hay fotos que me arrepienta de haber hecho, pero sí fotos que preferiría no haber visto y que no podría haber hecho. Recuerdo un accidente aéreo en Tailandia. Había equipajes por el suelo, coches, ambulancias… y de repente vi a un montón de gente haciendo fotos de algo que no llegaba a ver. Me acerqué y de pronto vi a un médico sujetando una pierna humana, como si estuviera sujetando un pescado, un trofeo. No pude hacer esa foto. Me pareció terrorífica. He visto muchas tragedias a lo largo de mi carrera.
Foto: Jeff Widener
Dakota del Sur (arriba) y Yellowstone, en Estados Unidos. | Foto: Jeff Widener
¿Qué es lo que hace que una buena foto se convierta en una foto icónica como la que tú hiciste en Tiananmen?
Es una lotería. No hay fórmula establecida para conseguir una foto como esa. Es una imagen muy potente, pero salió en televisión, George Bush habló de ella y eso hizo que tuviera mucha más publicidad. Tuve suerte.
De hecho, casi lo estropeo todo y no consigo la foto. Sólo me quedaba un carrete de película Fuji 100 ASA y normalmente disparaba a 800 ASA. Me olvidé de que el ASA era distinto, así que cuando hice la foto pensé que la luz era diferente.
“Es una lotería. No hay fórmula establecida para conseguir una foto como esa. Tuve suerte”
El exposímetro estaba bien. La cámara era una Nikon FE2 con exposición automática y yo asumí que estaba disparando a 1/250 segundos y f11. Pero de repente vi que la velocidad de obturación era de 1/30 y pensé que había perdido la foto. Pero salió una imagen, y es ésa que todos han visto. Pensar que quizás no llego a hacer esa foto es… una pesadilla.
Por esto y por lo que decías antes acerca de tu trabajo sobre los sintecho en Hawái, debemos creer que las fotos siguen teniendo el poder de cambiar las cosas.
¡Sin duda! La fotografía sigue teniendo un impacto en la gente cuando habla de problemas sociales. Cuando vemos algo que nos afecta, reaccionamos. Con la fotografía capturamos momentos que nos provocan reacciones y respuestas.
Foto: Jeff Widener
Estocolmo (arriba) y Hamburgo. | Foto: Jeff Widener
“Muchos fotógrafos dedican demasiado tiempo a componer la imagen. Las imágenes icónicas tienen sentimiento”
Muchos fotógrafos dedican demasiado tiempo a componer la imagen. Una gran imagen tiene más sentimiento. Las imágenes icónicas tienen eso. Y toparse con una escena de David contra Goliat no es algo que suceda muy a menudo. Pero si estás preparado y procedes como es debido, obtendrás algo que perdurará.
¿Qué tiene que tener una historia para que te llame la atención?
Depende de la atención que quieras captar. Si buscas contar la historia de personas sin hogar y quieres que el gobierno intervenga para cambiar la situación, entonces esa es una buena historia que merece ser contada. Las imágenes son muy poderosas. El vídeo también, pero creo que la gente recuerda mejor las imágenes estáticas que el vídeo. Por eso son tan poderosas.
Todos recordamos las imágenes que vemos en las vallas publicitarias, pero no tanto los anuncios en televisión. Las imágenes estáticas perduran; el vídeo no tiene ese poder. Será por eso que dicen que una imagen vale más que mil palabras.
Foto: Jeff Widener
Edimburgo. | Foto: Jeff Widener
¿Cuál va a ser tu siguiente proyecto?
Ahora mismo estoy metido en un libro sobre mis primeros trabajos como editor de la agencia Associated Press en el sudeste asiático. Tengo unas 80 imágenes que me gustaría mostrar, porque todo el mundo me conoce por la foto del hombre del tanque, pero me gustaría enseñar otras cosas que hice durante esa época. Tengo unas cuantas buenas historias por desvelar. Fue una buena época. Por aquel entonces no existían los teléfonos móviles y tenías que saber muchas cosas para hacer buenas fotos. Era un trabajo mucho más difícil.
¿Qué es lo que te anima a seguir haciendo fotos después de tantos años?
Buena pregunta. Siempre he tenido una gran pasión por las cámaras. Cuando tenía seis años y vivía en Arizona, mi padre vino a casa con un amigo suyo que trabajaba para la revista Life. Cuando vi las cámaras y los objetivos y todo lo que llevaba encima para hacer fotos, pensé que todo aquello era fantástico. En aquel momento supe que quería una cámara y que quería hacer fotos el resto de mi vida. Que no iba a cansarme de ese trabajo. De hecho, todavía conservo la primera foto que hice en mi vida. Tenía diez años y la hice con una cámara Kodak en 1966.
Foto: Jeff Widener
Barcelona (arriba) y Praga. | Foto: Jeff Widener
¿Cómo imaginas el fotoperiodismo dentro de diez años?
Espero que los blogs de noticias empiecen a contratar a fotógrafos igual que hacen los periódicos. Espero que tengan en sus plantillas a varios fotógrafos y que los manden a cubrir noticias.
“No me sorprendería que más pronto que tarde se le diera un premio Pulitzer a una foto hecha con un smartphone”
Pero creo que en un futuro cercano lo que vamos a ver serán fotos hechas con teléfonos móviles por ciudadanos de a pie, que pueden fotografiar cosas que de otro modo nunca veríamos. No me sorprendería que más pronto que tarde se le diera un premio Pulitzer a una foto hecha con un smartphone. Es una posibilidad.
¿Te ves a ti mismo utilizando un iPhone en lugar de una Leica?
Ahora mismo no. Pero si las compañías de teléfonos móviles sacan un modelo que ofrezca la misma calidad que la Nikon D700, entonces sí que empezaré a usar uno para mis trabajos en formato digital. Pero eso no evitará que siga disparando con película. De hecho, tengo planeado hacer un libro sobre Europa, y todas las fotos las haré en formato analógico.
Foto: Jeff Widener
Las Vegas (arriba) y Roswell, en Nuevo México. | Foto: Jeff Widener
¿Te has fijado en que apenas si te he preguntado por la foto del hombre del tanque?
No me importa hablar de esa foto; puedes preguntarme lo que quieras. Pero he vivido cosas extraordinarias y he visto de todo a lo largo de mi vida en todos los lugares que he visitado. Una vez Bill Clinton me empujó cuando intentaba subir a un vehículo militar. Yo estaba detrás de él para sacar una foto y cuando se giró para saludar me golpeó y me empujó. Es una de las muchas anécdotas que he vivido.
La foto del tanque fue prohibida durante un tiempo en China.
Sí. Pero hubo un tiempo en que la utilizaron con fines propagandísticos. Enseñaban la foto poco después de todo lo sucedido en la plaza de Tiananmen para mostrar que eran un pueblo tolerante. Ahora no hablan de ello y creo que las autoridades chinas están teniendo una actitud ridícula; ya no consiguen engañar a nadie. Los manifestantes tampoco se libran de culpa porque mataron a soldados. Yo vi cómo los mataban.
En mi opinión, lo que realmente pasó es que fue una situación que se gestionó de muy mala manera. Por ambas partes. Todos cometieron grandes errores. No se comunicaron bien y todo se puso muy feo y se tomaron muy malas decisiones.
El gobierno chino debería admitir qué pasó y que se equivocaron. Sólo tendrían que admitirlo y seguir adelante y mirar hacia el futuro. Los japoneses también cometieron atrocidades durante la Segunda Guerra Mundial y han seguido adelante. Muchos países han hecho cosas similares.
Foto: Jeff Widener
Aberdeen (arriba) y Londres. | Foto: Jeff Widener
¿Crees que se cuentan mejores historias en blanco y negro que en color?
Creo que transmiten distintas sensaciones. Algunas funcionan mejor en blanco y negro, otras en color. Pero tradicionalmente, especialmente en competiciones y concursos de fotoperiodismo, ha habido más trabajos en blanco y negro. Eso no significa que el color no pueda ser dramático. Todo depende de cómo se use.
¿Y qué intentas contar realmente con tus fotografías?
Creo que los humanos nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos. Todos nosotros. Estamos sumergidos en nuestro propio mundo y no nos fijamos en lo que nos rodea. Yo quiero mostrar todo aquello que nos rodea, enseñar a la gente lo que no está viendo, esos pequeños momentos. También me gusta introducir algo de humor en mis imágenes. Quiero que la gente despierte y vea el mundo de otra manera a través de mis imágenes.
Playa en Oregón, Estados Unidos. | Foto: Jeff Widener
Realmente te gusta contar historias.
Sin duda. Tengo muchos amigos que hacen fotos bonitas pero les falta ese algo. Hay que tener un sexto sentido con las personas para saber qué harán y cómo actuarán, y estar preparado. Si eres una persona sensible y apasionada, eso se imprime en tu trabajo, en tus fotografías. No digo que eso te convierta en un buen fotógrafo, sólo que tu mente simplemente trabaja de otra manera.
Yo tengo don de gentes, tengo tacto con las personas y por eso hago retratos y fotografío la vida. Me gusta hablar con aquellos a los que capto con mi cámara, incluso cuando me han dicho que no podía hacerles una foto. Hay que comprender a la persona para conseguir captar su alma con una fotografía. Si van a compartir eso contigo, tú tienes que respetarlo. Entonces podrás documentar correctamente a una persona.
El libro sobre Hawái en el que estoy trabajando es un libro muy oscuro. No ofrece la imagen que tiene todo el mundo del lugar, con surfistas, playas y turistas. Y para mostrar este otro lado hay que profundizar y conocer el lugar y la gente a la que estás fotografiando. Suelo llevarme muy bien con la gente a la que hago fotos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)