miércoles, 11 de junio de 2014





Sara Lewkowicz: un relato de violencia y esperanza 
 
Colarse en la intimidad de un hogar y fotografiar un espinoso conflicto de violencia de género desde primera fila no es tarea fácil. Menos aún hacerlo con la aparente invisibilidad que se le presupone a todo fotógrafo documental. Precisamente eso consiguió Sara Naomi Lewkowicz, y seguramente por ello y por la carga emocional de sus fotos el trabajo “Maggie y Shane: retrato de violencia doméstica” ha sido distinguido con varios premios internacionales de gran calado, entre ellos un World Press Photo. Ahora este sobrecogedor trabajo puede verse en Barcelona bajo el paraguas del festival DOCfield>14.
 
 
Coproducida por Photographic Social Vision y Visa pour l’Image, la exposición que recoge el trabajo que ha aupado a la joven fotógrafa Sara Naomi Lewkowicz a la primera línea internacional de la fotografía documental es sin duda uno de los platos fuertes de un DOCfield>14 cuya segunda edición se encuentra estos días en plena ebullición en Barcelona.
 

Foto: Ivan Sánchez (Quesabesde)
La muestra podrá verse hasta el 26 de julio en el Pati Llimona de Barcelona.


Ya en la pasada edición del festival Visa pour l'Image, el premio Rémi Ochlik para jóvenes reporteros fue para este demoledor reportaje de Sara Lewkowicz sobre la violencia de género. Le siguió un primer premio en la última edición del World Press Photo, y hace unas semanas este mismo trabajo se encumbraba en lo más alto de los Sony World Photography Awards.
 
Un trabajo documental a largo plazo en el que la fotoperiodista neoyorquina se plantea las relaciones que se establecen entre el maltratador y su víctima: el dominio y la sumisión, la consumación reiterada de los malos tratos y las consecuencias de todo ello más allá de la relación de pareja.


Foto: Sara Naomi Lewkowicz
Foto: Sara Naomi Lewkowicz
 
Lewkowicz: “Estas situaciones, si eres muy emocional, acaban haciéndote daño y no puedes pensar de una forma lógica. Simplemente dejé las emociones a un lado”
 
Tras pasar una temporada en prisión y poco antes de salir en libertad, Shane dio con Maggie a través de una amiga. Lewkowicz conoció primero a Shane y después a Maggie atraída por el enorme tatuaje con su nombre que él llevaba en el cuello. De esta forma comenzó a fotografiar a la pareja y a los dos hijos que Maggie había tenido con otro hombre.
 
Ya en las primeras fotografías se advierte la actitud agresiva de Shane hacia Maggie así como la falta de empatía con su hijo mayor. Pese a lo tortuoso de la relación que la fotógrafa estaba documentando, afirma que no supo anticipar el episodio de malos tratos que se desencadenó una noche: “¿Cómo pude no verlo? Hay tantas fotos en las que él invade su espacio vital de una forma tan opresiva…”.

 
Foto: Sara Naomi Lewkowicz
Foto: Sara Naomi Lewkowicz


Lewkowicz fotografió esa escena -que también presenció la hija menor- mientras un vecino llamaba a la policía, que finalmente se llevó detenido a Shane. Son precisamente estas imágenes previas, las de la noche de los maltratos y un par de fotografías finales premonitorias del inicio de una nueva vida, las que han valido a Lewkowicz el mencionado primer premio World Press Photo en la categoría de temas de actualidad.
 
La mayoría de ellas se encuentran entre las 35 fotografías que conforman la exposición del Pati Llimona de Barcelona, que permanecerá abierta hasta el próximo 26 de julio.


Foto: Sara Naomi Lewkowicz
Foto: Sara Naomi Lewkowicz


Lewkowicz llega a convertirse en los ojos de la pequeña y nos muestra esta lacra desde el punto de vista de otra de sus víctimas
 
La autora resigue la vida de Maggie y sus hijos Kayden y Memphis, de cuatro y dos años, de una manera íntima, cercana e invisible en todo momento. Pero Lewkowicz sigue con Maggie después de aquel incidente y la fotografía cuando vuelve con el padre de sus hijos.
 
Ambos se conocieron cuando tenían 14 años y la relación se vuelve más tierna, sobre todo con los pequeños, aunque no exenta de problemas. El reportaje toma un giro inesperado, a la vista de la dureza de las primeras imágenes, y se vuelve mucho más esperanzador (de hecho, el título de la muestra queda injustificado por el poco protagonismo que el maltratador tiene en la globalidad del proyecto).

 
Foto: Sara Naomi Lewkowicz
Foto: Sara Naomi Lewkowicz


Lo explica la propia autora: “Es interesante porque al principio se trataba de una historia sobre Shane […] y lo terriblemente difícil que se lo ponemos a la gente que ha estado encarcelada para reintegrarse, y finalmente acabó siendo una historia sobre Maggie.”
 
La mayoría de sus fotografías tienen un punto de vista neutral que ayuda a Lewkowicz a desvincularse emocionalmente para poder hacer un trabajo lo más objetivo posible. “Estas situaciones, si eres muy emocional, acaban haciéndote daño y no puedes pensar de una forma lógica. Simplemente dejé las emociones a un lado.”


Foto: Sara Naomi Lewkowicz


Sin embargo el reportaje recoge una excelente imagen en la que la pequeña Memphis observa la escena de violencia de Shane. Lewkowicz toma la fotografía desde detrás de la niña. Se convierte así en sus ojos y nos muestra esta lacra desde el punto de vista de otra de sus víctimas.

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